Donde Quise Estar
- Eliana Padron
- 6 abr 2016
- 3 Min. de lectura

Me vi sin verme, me escuche sin oírme, me toque sin palparme, en el continuo de lo inusual, que en magistral acertijo rompe la fusión de sistemas, de los papiros que acusan los registros de los Ancianos, aquellos que estuvieron sin estar, dejando las energías que reaccionan en la colisión de choques continuos, creando estrellas que en fugaz movimiento logran alinearse en el sin tiempo y en el sin espacio. Y allí es donde quise estar………………
Y fue entonces que me pregunte.
¿Que es el tiempo? Y me conteste.
Eso es donde crees estar
Y me pregunte.
¿Que es el espacio? Y me conteste, es donde crees estar.
Y nuevamente me pregunte.
¿Por qué el humano habla tanto del espacio y del tiempo? Y me respondí, porque allí está atrapado.
Y volví a preguntarme.
¿Y dónde queda eso? Fue entonces que hubo una gran carcajada que retumbo en los confines del cosmos.
Y respondió, en la mente.
Y como niña curiosa, volví a preguntar.
¿Cual mente?
Y la misma voz me respondió, porque preguntas lo que ya sabes, estas interactuando como una obra en monologo contigo misma
¿Quién crees que te está respondiendo?…………. Quede pensativa, quizás meditativa, un tanto intrigada, pero si, era la mente que me han creado y en la que yo he creído.
Fue entonces que comencé a entender que cuando estoy consciente estoy en el sin espacio y en el sin tiempo, quizás por fracciones de este tiempo terrenal y que el sin tiempo es eterno e infinito, allí es donde la nada arropa todo y el todo entrelaza la nada, es allí donde reposa la gran fuente inagotable que me nutre y ciertamente está en mi, sin voces, ni ecos, ni acertijos, sin preguntas, ni respuestas.
Pero de igual manera entendí, que cuando estoy confundida, temerosa, preocupada, ansiosa, en un sin fin de interminables sentimientos acorralados es cuando estoy inconsciente, dormida, conectada, atrapada por esa mente colectiva devorante que adormece y envenena, es entonces cuando vuelvo a caer en el tiempo y en el espacio, que solo existe allí, es como el inframundo con cortejos y carrozas de fuego.
Comprendí que de esos movimientos que no vemos, que ni siquiera sabemos que existen, de los movimientos que sacuden las constelaciones, de lo que percibimos en medio de la inconsciencia, de los poderosos instantes de la consciencia, es donde emanan esos cambios sutiles a veces imperceptibles.
De los humanos con la brújula perdida buscando lo superfluo en contiendas que surcan la mente atrofiada en colores grises de un mundo irreal, de los dramas de las carencias bajo los espectros de marejadas y marejadas de dolor incipiente, tan retorcido, por el tan continuo repetirlo una y otra vez, era tras era.
Del poder otorgado en la vorágine del inconsciente, en la jungla de las pasiones que sin rumbo deambulan en los cuerpos sedientos de mediocridad. Volví a preguntar,
¿Es real?
En esa humanidad si, tan real como han querido proyectarlo, como lo han establecido, como lo viven, por el poder que han otorgado. Lo antagónico de una visión enfermiza por el poder, el ego, el miedo, en un sin fin de calificativos que superan cualquier razón, perdidos entre espacio y tiempo, en la relatividad de las tontadas, que en esferas recorren el planeta haciendo eco en el infinito cosmos.
Y nuevamente pregunte.
¿Es real?
No, no es real, y si existe el sin tiempo y el sin espacio, está en ti, está en el planeta, está en la humanidad, está en el universo, solo es un todo y un nada, cuando te vuelves amor.
Y allí es donde quise estar……………………………
Eliana Padrón
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