Un Paraiso Perdido

Con el hambre marcada en los huesos, con la sed marcada en la piel, con la tristeza que lleva su andar, con la angustia que rompe su espacio, así va el emigrante de aquel paraíso perdido, de aquella tierra prometida, con la incertidumbre acuesta, con pies sangrando, esparciendo lagrimas en su arduo caminar, el cansancio lo acompaña.

Mira atras preguntándose;

¿Por qué?

¿Por qué?

Aquella tierra era su hogar.

¿Por qué?

¿Por qué?

Osaron destruir lo que se le había otorgado con amor, donde sus Ancestros bebieron del mana, donde sus Antiguos dejaron semillas de humildad, que dieron los frutos de generaciones de libertad.

Pero recordó aquel pergamino sagrado que decía:

“Todo aquel que se atreva a destruir el legado del Universo a esa tierra de esperanza, debe saber que la furia de las Estrellas se volverá hacia ellos por los siglos sin tiempo”.

Y fue entonces que su espíritu tomo el aliento de la inmortalidad que surcaba las fronteras, que va mas allá de las estaciones, que atraviesa ríos y océanos, buscando almas compasivas que acojan su espíritu.

Y se cuenta que después de una ardua travesía encontró caras felices, encontró manos amigas.

Solo fue después de muchas lunas que la profecía del pergamino sagrado llego y la furia de las Estrellas arraso con toda aquella oscuridad, limpiando cada rincón de ese paraíso perdido.

Cuenta la leyenda que aquel caminante que fueron millones vieron el despertar de aquella mágica tierra llamada Venezuela.

Autor: Eliana Padron