Teorema
- Eliana Padron
- 20 jul 2016
- 2 Min. de lectura

Después de muchas lunas y soles que se anteponen y se
entrelazan en el continuo inexistente de los registros de ancestros, en el virtual mundo virtual de los acontecimientos que en procesos ya procesados y condensados se expanden en teoremas vinculados, de espacios que se arrinconan, del tiempo anclado en el paralelismo de la mente humana, el universo en su infinitud muere y renace con cada explosión de amor, que en un microsegundo abre el portal invisible a ojos dormidos.
Pues hay una realidad irreal, hay un momento perfecto, hay un amor tatuado, hay un suspiro retenido, hay una sinfonía en el viento, hay un corazón latiendo, mas allá se asoma el Arco Iris como el mágico puente de trascendencia en la cumbre de la consciencia.
Allí solo allí, allá solo allá, estoy, en el oasis de la gran y absoluta verdad, ese estallido de energía se coló en tu espíritu dando marco a una estrella naciente, brillante, radiante, en eras que la luz todo arropaba, en la danza que compusieron millones y millones de galaxias entrelazadas, en el preludio del tiempo que abrigo tu corazón sumergido en mi corazón, en un solo latido se fusiono, las dos mitades se encontraron, en el otro universo equidistante.
No me sigas buscando ya estoy en ti, no te busco ya estás en mi, solo sal al espacio abierto y mira esa estrella que titila voluptuosa soy yo, cada noche de tu tiempo terrenal yo te veo y derramo sobre ti infinitas chispas de amor que se muestran como lluvia de estrellas.
Aun sigues componiendo el teorema, definiendo la ecuación, que solo está en tu mente, expande tu espíritu, rasga el velo que te impide verme, que te impide verte, sal mira el cielo sin luna, esa gran estrella en esa constelación distante, somos tu y yo.
Eliana Padrón
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