La simplicidad de la vida
- Eliana Padron
- 7 mar 2017
- 3 Min. de lectura

Lo más simple y sencillo lo convertimos en conflictivo, lo convertimos en complicado, lo convertimos en desastroso, en un interminable etc., de calificativos.
La vida más simple y sencilla seria un absurdo, contiene todo y nada, otorga todo y nada, es abundante en demasía, es felicidad en extremos, es humilde en demostraciones, es la aventura mas mágica que se pueda experimentar, es tan desenfadada que espanta, es tan acogedora que enamora, es tan paradisiaca que ni los grandes pintores, poetas, escultores, escritores, han podido plasmar su esencia.
La vida es un tiempo escogido en un espacio otorgado, es amor en dosis exageradas, es alegría de sinfonías que susurran al viento la composición de lo inusual, es una oleada de grandes oportunidades, es un contemplar su magnanimidad en cada momento, esa es la vida en su simplicidad.
¿La ves?
El enfoque humano es totalmente diferente, el prisma esta borroso, se han convertido en profetas del desastre, en profetas del no, en profetas de la calamidad, del cataclismo, de la devastación, de la catástrofe, en autores del caos, en protagonistas de la ruina, en ensayistas de la adversidad, en un compendio de exageradas tormentas de eras tras eras, de humanoides desesperanzados, tan dormidos en ese espacio de los suburbios de la mente acorralada, en el inconsciente creado de mascaras, de títeres que danzan en escenarios repetidos una y otra vez.
En ecos continuos de millones y millones de tontadas creadas y creídas, sufriendo en la desenfrenada búsqueda de la esencia otorgada y bendecida.
Mientras tanto el universo observa la magnitud y grandeza del planeta que sostiene este caos llamado humanos, protagonistas de guerras, protagonistas de contiendas, inventando cruzadas de fantasmas por espacios que no existen, por un control desmedido, por un ego de magnitud abismal, en una sedienta jornada de sangre, de auto castigo, de la mas insólita y burlesca escena que ha recogido el cosmos en una repetición extenuante.
Humanos que no entienden que son solo uno, humanos conectados y atrapados, humanos que solo por instantes logran desconectarse, despertar, sentir, ver la vida en el prisma exacto y ser parte de ella y del universo infinito, solo por instantes son consciencia, humanos que logran trascender esa frontera de su mente inconsciente con una herramienta tan elemental como es el amor.
Ese minúsculo planeta llamado Tierra, que entre universos paralelos se encuentra emanando esa energía cargada tan pesada, que lo ha cubierto en una densidad asfixiante.
Pero existe a la vez un planeta igual que es la esencia de lo divino, que es la esencia de la mágica exactitud de seres conscientes viviendo la vida en su esplendor, latiendo y vibrando al son de la vida.
Es un espejo a ver, es un mundo paralelo real, es una invitación abierta a seguir, es la celebración de la vida.
Este ensayo que estoy escribiendo y compartiendo es solo eso un ensayo, pero se muy en el fondo de mi espíritu o como le quieran llamar alma, que esto de lo que he hablado no es real, ese mundo que hemos creído y por lo tanto le hemos dado forma en la materia no es real, solo se convierte en real cuando te dejas atrapar por el sueño del planeta como le llaman los Toltecas, cuando estas dormido, cuando estas conectado y eso hace que sigamos atrapados en esta locura colectiva y desenfrenada de humanos contra humanos, en eternas contiendas sin sentido, en ásperas angustias sin razón, en guerras reinventadas.
El gran filosofo de Atenas, Sócrates decía; que el mal no existía, que el mal no era una realidad, que los hombres malos simplemente eran malos por la ignorancia y que si se combatía la ignorancia, se combatía el mal, al decir esto Sócrates manifestó que no es real y cuando habla de ignorancia, habla de falta de consciencia.
Por lo tanto rompo con las creencias de creer lo creído, rompo con el querer poseer la nada, rompo con el apego de lo que nada tengo, rompo con la necedad de creer lo que no soy.
Hoy en este infinito momento, se que si existe ese planeta mágico, lleno de luz, amor y felicidad que existe en nuestro interior y que nos exhorta a estar allí.
Eliana Padrón
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