El bien y el mal
- Eliana Padron
- 23 jun 2017
- 7 Min. de lectura
Nada de lo que creemos es tan real como parece ser, aunque lo que estoy plasmando en este ensayo parezca una locura, la verdad es más transparente de lo que pensamos.
Me refiero a todo lo que acontece en este maravilloso y diminuto planeta azul y en todo el infinito universo.
Siempre hemos escuchado, leído o visto films relacionados con el bien y el mal.
Desde que comenzó la vida en el planeta comenzaron las leyendas, los cuentos, las fabulas, las historias repletas de un Adán y una Eva en el paraíso, que comieron del fruto del árbol del conocimiento, porque fueron tentados por Satán mejor conocido como el diablo y desde allí supuestamente comenzó la tragedia, el gran drama de la humanidad, acompañado siempre de los buenos y de los malos, las infinitas guerras protagonizadas a lo largo de la historia de Gaia, sangre esparcida por cada rincón, en nombre del bien.
Si seguimos indagando conseguimos otra de las tantas historias y esta habla de los Vigilantes o lo que llaman Ángeles caídos que llegaron al planeta y se ligaron con las mujeres seducidos ante su belleza y de allí proviene una descendencia semi angélica, semi humana quienes se encargaron de poblar la tierra, los que procrearon aquellos que se llamaban los gigantes, que llegaron a devorar todo a su paso, es de allí que proviene según esta historia la guerra del bien y el mal, otra manera de disertación teológica del origen del mal.
Pero después de eras de oscuridad el planeta continúa dividido por ese bando que quiere el poder, bien sea por fronteras, por ambición, por creencias, por religión, no importa el calificativo que se utilice, han desglosado el planeta en una repartición abismal, engolosinados por los apegos de crear pertenencias, mas carencias, mas encadenamientos, mas miserias, todo esto es el sueño que han creado, y después de miles de años seguimos dormidos, seguimos controlados.
Entonces muchos se preguntarán
¿De cuál bien habla la humanidad?
Ciertamente ninguna guerra que ha registrado la historia de Gea ha dado algo positivo a esta raza, solo ha dejado un hondo sufrimiento que después se convierte en una afanosa estrategia de venganza, o sea más odio, cuantificando aún más las contiendas, las luchas, las guerras, los genocidios, etcétera en sin fin de etcéteras.
Es entonces que debemos hablar un poco de las fuerzas más allá de nuestro entendimiento que se ejercen en el cosmos, como bien se sabe la luz y la oscuridad provienen de la misma fuente, pero alguien diseño un proceso que se fue introduciendo en nuestra psiquis de que hay un cielo, un purgatorio y un infierno, ojo no estoy hablando de ninguna religión cada quien tiene el derecho o libre albedrio de seguir creyendo en lo que desee.
Pero ciertamente la historia del planeta ha estado recreada de seres con una radiación y vibración de luz que definitivamente nos lleva a reflexionar de que existe algo que está mas allá de nuestras propias narices, que vivimos en un espejismo entre las tormentas de la mente inconsciente, embriagados entre las burbujas de ese elixir llamado sueño, dormidos, aletargados.
Esos seres de tanta luz y energia, siempre han sido una gran amenaza porque a través de ellos la humanidad despierta, entonces allí está el bando de los que quieren despertar o sea trascender, estar consciente, pero representan una brutal amenaza, sin embargo esa semilla se sembró en el planeta y de a poco a poco germina en la conciencia de muchos seres humanos abriendo el canal de su propio ser, pero por supuesto está el bando de los que quieren seguir allí entumecidos, ejerciendo el control y el poder.
Esto es algo para reflexionar San Agustín pasó gran parte de su vida cuestionándose sobre la existencia del mal, hasta que leyó a Platón quien manifestó “que el Bien es el aspecto más brillante y luminoso del ser” y a San Pablo quien expreso: “Porque lo que hago, no lo entiendo, porque no practico lo que quiero hacer, sino lo que aborrezco, eso hago”, fue entonces que se convenció de que el mal no existe, que no es en sí, no tiene Ser, que el mal es la ausencia del bien.
Pero mientras sigamos dando poder a lo que no tiene que tener poder, sigamos creyendo las patrañas de los que ejercen ese control a través del miedo, estaremos dando fuerza a lo que llamamos mal, pues lo que llamamos el cielo esta en cada uno de nosotros, de igual manera podemos crear el inframundo también.
La batalla del bien y el mal seguirá ejerciéndose mientras sigamos dormidos, creyendo toda esta sarta de locuras, dándole forma en la materia a indescriptibles emociones toxicas, mientras no se abra ese canal que nos une con el infinito cosmos, con la consciencia cósmica, seguiremos proyectando la misma escena que se ha repetido incontablemente con diferentes personajes en este planeta.
Los humanos hemos creado este drama dantesco, tenemos a Gaia asfixiada, sus vórtices de energia están colapsados por tanto dolor.
Según el diccionario el BIEN se refiere a un conjunto de buenas acciones y el MAL es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de bondad, caridad, moral o afecto natural por su entorno.
De esta manera vemos que aquí también esta lo que llamamos positivo o negativo, luz y oscuridad, yin y yang.
Seguimos encadenados a esa energia inconsciente que seduce, como frotar la lampara de Aladino y pedir los tres deseos que siempre dejan un sabor amargo porque son tan transitorios y pasajeros como un suspiro, contribuyendo con el gran vacío interior, que arropa al planeta.
Es lo que también se conoce en este plano físico como el Karma y el Dharma, lo que está relacionado con la “Ley de Causa y Efecto”, pero se dice que el karma es un gran maestro ya que su significado es una energia trascendente invisible que se genera a través de los actos de cada individuo, por lo tanto, se le llama acción, pues se refiere tanto a las acciones físicas, verbales y mentales que tenemos en este plano.
Pero como nuestra mente está contaminada con el apego al YO, seguimos inmersos en el karma, que es algo individual o colectivo cuando de alguna manera toca un continente o un país.
Su contra parte se le denomina Dharma, el mismo se define por hacer el bien al prójimo, buscar la felicidad y la fraternidad universal a modo altruista, así como a desarrollar un pensamiento y otras prácticas mentales que eleven al ser y que lo lleven a concluir de manera total con el dolor
Lo cierto Señores es que tenemos el libre albedrio de seguir sumergidos en el sueño del planeta, pero también tenemos el libre albedrio de despertar, para ello debemos rasgar el velo que nos impide ver, tenemos que comenzar a escuchar nuestro ser, latiendo intensamente con el latido del corazón de Gaia, que está pidiendo auxilio, latiendo con el latido del cosmos, así veremos que si se abre esa dimensión de luz que reposa inalterable.
Los grandes filósofos de la historia del planeta se han referido en relación a esto de esta manera:
Platón decía: que el Bien es la idea suprema y que el mal es la ignorancia.
Para Aristóteles, la bondad es un atributo trascendental del Ser.
Por otra parte, Sócrates identificaba a la bondad con la virtud moral y a ésta con el saber. La virtud es inherente al hombre que es virtuoso por naturaleza y los valores éticos son constantes, por lo tanto, el mal es el resultado de la falta de conocimiento.
Krishnamurti considerado como un gran pensador y maestro religioso nos dice que el Bien es el orden total y el Mal es el desorden. El orden, en relación a la conducta en el aquí y ahora, es virtud; y el desorden es no virtud, destructivo, dañino, impuro.
Sostenía que somos el mundo y el mundo es lo que somos, que la conciencia del mundo es nuestra conciencia y si comprendemos esto habrá compasión verdadera por todo y por todos, y que esta compasión es la libertad.
Por lo tanto, Dios existe, no importa que nombre tenga tu creencia, religión o filosofía, Dios es amor, es energia, es luz, es silencio, es el todo y es la nada, es la suprema Omnipresencia.
No existe eso que nos han hecho creer, de que Dios nos castiga cuando algo nos sucede, cuando sucede una tragedia familiar, una perdida, una guerra, un genocidio, todo esto ha sido causado por nosotros, por los apegos que creamos, porque seguimos encarcelados y atrapados, esto es un gran causante de dolor, ciegos ante la verdad, entonces como siempre buscamos a quien culpar para no asumir nuestras acciones, Dios no tiene nada que ver con eso, él nos regaló el libre albedrio, pero lamentablemente no somos conscientes de eso.
Es por esta razón que no nos vemos tal cual somos, no vemos la bondad infinita como fuimos creado, nuestros ojos están conectados a ese chip de ruina que tiene entumecido al planeta, no rasgamos ese velo que nos impide ver la gran creación de luz que está en nosotros, somos creaciones perfectas, que perdimos el timón, la brújula, que nos dejamos seducir ante las vorágines fauces de todo esto que le llaman el sueño del planeta.
Como decía Santo Tomás de Aquino, que, al crear este Universo, Dios no deseó los males que contiene, porque no puede crear lo que se opone a su bondad infinita.
Pero también agrego que Dios creó un Universo cuyo orden exigía la capacidad de defecto y corrupción por parte de algunos seres.
Pero aun con toda esta atrocidad Dios sigue amándonos, bendiciéndonos, enviando mensajeros celestiales que con sus alas nos rozan para despertarnos.
Y aun tontamente decimos muy a menudo si Dios quiere, él siempre quiere, siempre, no lo duden ni por un momento, ese mundo mágico existe, ese mundo lleno de luz existe, ese mundo de plenitud existe.
Pero la carrera incesante de esa energia oscura y vil que quiere arroparlo todo, lo que llamamos mal, seguirá ejerciéndose en el planeta mientras sigamos creyendo en el mal absoluto.
Definitivamente concluyo que el mal no existe es solo la ausencia del bien, así como la oscuridad es la ausencia de la luz.
Eliana Padron

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